Beata Antonia Mesina

Un poquito de historia
Beata Antonia Mesina nació el 21 de junio de 1919 en Orgosolo (Núoro) y fue bautizada en la parroquia de San Pietro. Vivía en una familia bastante humilde, mantenida por su padre, que trabajaba como guardia rural. 

Antonia iba a la escuela de la Gioventù femminile d’Azione Cattolica (Juventud femenina de Acción Católica): desde 1929 hasta 1931 era la preferida de entre todos, mientras entre 1934 y 1935 fue nominada socia efectiva de la escuela. 

Caracterizada por su personalidad decisa y de carácter reservado, participó en todos los eventos más importantes de Orgosolo: hay una foto en la que lleva el traje característico de las mujeres utilizado durante las fiestas de la Assunta (15 de agosto) y de Sant’Anania (primer domingo de junio).

La muerte
El 17 de mayo de 1935, después de haber participado en la misa, se fue al bosque para recoger madera. Estaba en la localidad de Obadduthal cuando un joven conciudadano, Ignazio Catgiu, la encontró y la arrastró entre los arbustos e intentó violarla. La joven rechazó el ataque y Catgiu, obcecado por el enfado, la mató con 74 golpes de piedra. El último golpe fue tan fuerte que le rompió el cráneo y le desfiguró la cara. Antonia tenía solo 16 años. Los funerales se desarrollaron el 19 de mayo de 1935 y participó todo el pueblo. 

Ignazio Catgiu fue condenado a muerte el 27 de abril de 1937, murió a través del fusilamiento el 5 de agosto del mismo año.

La beatificación
Armida Barelli, una activista italiana, que había conocido a Antonia Mesina durante un viaje a Orgosolo, el 5 de octubre de 1935, informó el Papa Pío XI del acontecimiento, presentando la joven con estas palabras: «Nos permitimos presentar la primera flor de la Gioventú Femminile d'Azione Cattolica Italiana, la primera hija asesinada por el martirio, la adolescente Antonia Mesina de Orgosolo, instruida en la escuela de Maria Goretti».

El 22 de septiembre de 1978 el papa Juan Pablo I empezó el proceso de canonización. Antonia Mesina, junto a Pierina Morosini y Marcel Callo, fue beatificada el 4 de octubre de 1987 por el papa Juan Pablo II.
Los restos de la beata están expuestos en la cripta de la actual parroquia de Orgosolo, el centro del pueblo, muy cerca de su casa.


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